Los resultados de algunos estudios han mostrado que las estatinas podrían tener propiedades antiinflamatorias, antifibróticas y antitrombóticas y, por tanto, asociarse a una disminución de la mortalidad en pacientes con distrés respiratorio y síndrome hiperinflamatorio. Resultados similares se observarían también en pacientes con COVID19.
En un ensayo clínico multicéntrico se estudió la eficacia de atorvastatina 20 mg al día versus placebo en pacientes con infección por SARS-Cov2 ingresados en una planta de cuidados intensivos. La variable principal de eficacia fue una combinada de trombosis arterial o venosa, necesidad de oxigenoterapia con membrana extracorpórea, o mortalidad por cualquier causa a los 30 días de la aleatorización. Se incluyeron 587 pacientes; 290 asignados a atorvastatina y 297 a placebo. La media de edad fue de 57 años. Los resultados mostraron que el tratamiento con atorvastatina no se asoció a una reducción de la variable principal a los 30 días comparado con placebo (OR=0,84;IC95% 0,58-1,21). Murieron un total de 90 (31%) pacientes del grupo atorvastatina y 103 (35%) del grupo placebo. No se observaron diferencias para el resto de variables.
La importancia de este estudio radica, más allá de mostrar una falta de eficacia de la atorvastatina, en hacer visible aquella investigación con resultados negativos.
En 20215, un boletín publicaba las reflexiones de uno de los coautores de la Declaración RIAT (Restoring Invisible and Abandoned Trials), una iniciativa que surgió a raíz de la evidencia de que algunos ensayos clínicos publicados en revistas médicas cuentan con importantes deficiencias y también para visibilizar estudios no publicados por sus resultados desfavorables.
Las publicaciones de los ensayos clínicos aleatorizados en las revistas médicas han sido hasta ahora la base de la evidencia científica de medicamentos. Durante la última década, se acumulan las pruebas que plantean que la literatura médica está afectada por un sesgo de publicación con evidentes implicaciones en la fiabilidad de cualquier decisión basada en estas pruebas.
Para la gestión del conocimiento, dependemos de las publicaciones médicas. Sin embargo, lo que no podemos ver, lo que no está publicado, también podría ser relevante. Por tanto, es necesario garantizar su visibilización.