La FDA autoriza donanemab en la enfermedad de Alzheimer

La FDA ha autorizado a donanemab (Kisunla®) para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer. El fármaco, de administración intravenosa mensual, se ha aprobado para las formas leves de la enfermedad o en otras formas de demencia leves. Ésta es la población que se ha analizado en los ensayos clínicos de desarrollo del fármaco. Por el momento el EMA tiene el fármaco en evaluación y todavía no ha tomado una decisión sobre su autorización.

La eficacia de donanemab se evaluó en el ensayo clínico TRAILBLAZER, un estudio doble ciego, controlado con placebo y de grupos paralelos (Estudio 1, NCT04437511). Los pacientes tenían confirmada la presencia de patología amiloide y un deterioro cognitivo leve o una fase de demencia leve de la enfermedad. Un total de 1.736 pacientes fueron aleatorizados 1:1 por recibir 700 mg de donanemab cada 4 semanas para las 3 primeras dosis, y después 1400 mg cada 4 semanas (N = 860) o placebo (N = 876) durante un total de hasta 72 semanas. La población de estudio tenía una edad media de 73 años, con un rango de 59 a 86 años. El 57% de los pacientes eran mujeres, el 91% eran blancos, el 6% eran asiáticos, el 4% eran hispanos o latinos y el 2% eran negros o afroamericanos.

Los resultados mostraron una reducción estadísticamente significativa de las puntuaciones en la escala integrada de valoración de la enfermedad de Alzheimer (iADRS) en comparación con el placebo en la semana 76 (diferencias de puntuación de 2,92 puntos, p<0, 0001), así como en la escala ADAS-Cog13 (-1,33, p=0,0006) y la escala ADCS-iADL (1,70, p=0,0001). Estas diferencias fueron de relevancia modesta clínica.

Hasta ahora, la FDA había autorizado aducanumab y lecanemab para el tratamiento de la enfermedad. La aprobación de aducanumab ya fue motivo de controversia porque se hizo por procedimiento acelerado, y en base a resultados de eficacia sobre variable subrogadas. Un año después de su autorización, el fármaco fue retirado del mercado.

En Europa, el EMA no ha dado el visto bueno a ningún fármaco de este grupo. Los datos de eficacia son muy modestos y persiste la preocupación sobre los aspectos de seguridad. En el ensayo Trailblazer y otros estudios con otros fármacos del grupo, se ha observado una incidencia de trastornos relacionados con el amiloide del doble en el grupo tratado.

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Impacto de las alertas de seguridad de las fluoroquinolonas en su uso

La principal relevancia de los efectos adversos asociados al grupo de las fluoroquinolonas radica, aparte de su gravedad y del hecho que son fármacos muy utilizados, en que puedan ser susceptibles de modificar su relación beneficio/riesgo, con las consecuencias que ello implica. Las medidas reguladoras incluyen acciones informativas y de restricción de uso en poblaciones consideradas más susceptibles. Se trata de actuaciones realizadas en todos los países de la Unión Europea (UE), a través de la EMA. Los investigadores plantearon evaluar si todas estas medidas tenían algún impacto a medio plazo sobre los perfiles de prescripción en los diversos países de la UE.

Se diseñó un estudio de cohortes retrospectivo de base poblacional a partir de la información de los registros electrónicos de salud de 6 países europeos durante el período 2016 a 2021. Se analizaron los datos de nuevo uso de fluoroquinolonas, agrupado y por cada fármaco: ciprofloxacina, levofloxacina, lomefloxacina, ofloxacina, moxifloxacina, norfloxacina. Los registros de uso se estratificaron por país con evaluación de tendencias temporales.

Los resultados mostraron que la incidencia de uso de fluoroquinolonas varió de 0,7 a 8/1.000 personas al mes durante los años evaluados. Las modificaciones en los patrones de prescripción que se observaron en los diferentes países durante el período de estudio no mostraron relación clara con las diferentes intervenciones de la EMA. Se observaron modificaciones temporales en los diversos países analizados, que coincidieron más con fluctuaciones estacionales, independientemente de la publicación de cartas o alertas por parte de las agencias reguladoras. En España, las fluctuaciones fueron pequeñas, y sólo se observó un descenso ligeramente más marcado entre abril de 2019 y julio de 2020. Este período sí coincide con diversas alertas publicadas, aunque la intensidad del descenso no es marcada.

Según los autores, estos resultados indican una falta general de correlación entre las tendencias temporales de uso de fluoroquinolonas y las actividades de farmacovigilància asociadas a los diferentes riesgos identificados con estos fármacos. Dado que este análisis queda circunscrito a la atención primaria, los autores proponen para nuevos análisis, incluir los perfiles de atención secundaria, así como prolongar los períodos de seguimiento.

Las quinolonas y fluoroquinolonas son antibióticos sintéticos utilizados para el tratamiento de un amplio espectro de infecciones bacterianas entre las que se incluyen infecciones de las vías urinarias y respiratorias, del aparato genital y gastrointestinal, así como infecciones cutáneas, óseas y articulares. En el 2018, el Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia (PRAC) europeo evaluó el impacto que podían ocasionar las reacciones adversas incapacitantes, de duración prolongada y potencialmente irreversibles neurológicas y musculares, sobre la relación beneficio-riesgo de este grupo farmacológico. Posteriormente, se alertó de posibles riesgos neuropsiquiátricos y cardiovasculares graves que motivaron nuevas alertas por parte de las agencias reguladoras.

Se trata de un grupo de fármacos de amplia utilización y gran experiencia de uso, tanto en el ámbito de la atención primaria como hospitalario. Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de replantear las acciones reguladoras que se llevan a cabo en situaciones en las que existe el riesgo de modificar la relación beneficio/riesgo de un grupo de fármacos. Aparte de realizar nuevos estudios específicamente diseñados para confirmar estos datos, cabe ir replanteando las estrategias en farmacovigilància. No sólo se trata de identificar riesgos, sino de procurar que, o no se produzcan, o afecten a la mínima proporción de la población tratada.

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Estatinas y riesgo de miastenia gravis

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha alertado sobre el riesgo de inicio o exacerbación de síntomas de miastenia gravis en pacientes tratados con estatinas. En una guía de consenso internacional de 2020 se recomienda una vigilancia estrecha de los pacientes con miastenia gravis cuando se inicia el tratamiento con una estatina, dado las estatinas pueden raramente empeorar o precipitar una miastenia gravis.

Desde junio de 1995 hasta junio de 2023, la Agencia Británica del Medicamento (MHRA) ha recibido 10 notificaciones de sospecha de miastenia gravis asociada al tratamiento con una estatina (como simvastatina, atorvastatina o pravastatina). Dado el amplio uso de estatinas, el número de casos es muy reducido. De los 10 casos notificados, la mediana de edad de los pacientes era de 66 años (con un intervalo entre 40 y 89 años, y la mayoría tenían más de 60 años). Los síntomas, que se iniciaron desde pocos días hasta 3 meses del inicio de la estatina, incluyeron visión doble, dificultad para hablar o tragar, debilidad de extremidades inferiores y dificultad para respirar. En tres de los 10 casos se produjo recurrencia o exacerbación de los síntomas en pacientes con miastenia gravis conocida. En un caso, hubo reexposición con recurrencia de los síntomas al reiniciar la estatina. En 4 casos, los pacientes fueron hospitalizados, pero la mayoría se recuperaron y no hubo casos mortales.

Hasta ahora, no hay suficientes datos para concluir si diferentes estatinas, distinta duración del tratamiento y diferentes dosis alteran el riesgo. Tampoco se conoce si el desarrollo de una miastenia gravis de nueva aparición tras el tratamiento con una estatina es transitorio o permanente.

En los últimos meses, las agencias reguladoras han informado de algunos casos notificados de inicio o exacerbación de miastenia gravis en pacientes tratados con estatinas, y se actualizará la información en las fichas técnicas y el prospecto de estos medicamentos1. Se recomienda informar a los pacientes que acudan a su médico en caso de presentar algún síntoma como debilidad en extremidades, visión doble o párpados caídos, dificultad para tragar o dificultad para respirar.

Los casos de posibles efectos adversos de tipo miasténico asociados con las estatinas eran conocidos. En 2019, un análisis de las notificaciones recogidas en la base de datos de la OMS VigiBase mostró que en un 4,3% de los casos notificados de miastenia gravis el fármaco sospechoso era una estatina2. Los autores consideran una posible señal de seguridad débil que se ve compensada por los beneficios cardiovasculares de las estatinas, pero los profesionales deben ser conscientes de esta posible reacción que puede requerir considerar la retirada del fármaco o el tratamiento de la miastenia. Se desconoce el mecanismo de esta asociación y no se ha descrito la presencia de anticuerpos anti-receptor de acetilcolina en todos los casos. En una guía de consenso se recomienda una vigilancia estrecha de los pacientes con miastenia gravis cuando se inicia una estatina3. Aunque el número de casos es muy reducido, dado el amplio uso de estatinas, hay que tener presente el posible riesgo y se recomienda una vigilancia estrecha de los pacientes con miastenia cuando se inicia el tratamiento con estatinas.

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