El riesgo asociado a los tratamientos inmunosupresores se deduce a menudo de su mecanismo de acción. A veces, establecer una relación causal es complicado. En este boletín, cuya lectura recomendamos, se revisan los mecanismos de acción para los diferentes grupos de fármacos utilizados y los riesgos más frecuentes, y se plantean recomendaciones como:
- Realizar el cribado de tuberculosis se ha asociado a la reducción del riesgo de reactivación de la tuberculosis latente de hasta 7 veces y, de momento, se recomienda mantener las recomendaciones basadas para las terapias anti-TNF-a para la resto de terapias biológicas.
- Aunque el herpes zóster es uno de los efectos adversos más frecuentes con las terapias anti-TNF-a, hay controversia respecto a la causalidad debido a que los pacientes con enfermedades inflamatorias autoinmunes presentan un mayor riesgo de sufrir esta infección.
- Se recomienda realizar cribado de VHB y VHC. En pacientes con HBsAg negativo es recomendable administrar la vacuna previamente al inicio de la terapia biológica y los pacientes con HBsAg positivo deben recibir profilaxis.
- Las vacunas con microorganismos atenuados están contraindicadas durante el tratamiento biológico y se recomienda vacunar de la gripe y el neumococo a todos los pacientes que reciban estas terapias.
- Antes del inicio de la terapia se recomienda realizar cribado de VIH, descartar embarazo, y valorar otras patologías como insuficiencia cardíaca, citopenias, enfermedad pulmonar intersticial, enfermedad desmielinizante o enfermedad tumoral.