Algunos opiáceos (tramadol, petidina, fentanilo, dextrometorfano, tapentadol, oxicodona, metadona, pentazocina) aumentan significativamente la transmisión serotoninérgica.
Estos fármacos pueden aumentar el riesgo de toxicidad por exceso de serotonina cuando se combinan con antidepresivos. Se trata de un efecto adverso que puede ser mortal.
En los últimos años, la incidencia de este efecto adverso ha aumentado debido al uso creciente de fármacos serotoninérgicos en la práctica clínica y al elevado número de personas de edad avanzada, con comorbilidad y polimedicación asociadas que predisponen a un alto riesgo de interacciones farmacológicas.
Las manifestaciones clínicas del síndrome serotoninérgico son consecuencia de un incremento de la concentración de serotonina en el sistema nervioso central. Se inician de forma repentina, pocas horas después de la ingesta del fármaco que las causa. Se manifiesta con hiperirritabilidad neuromuscular predominante en las extremidades inferiores (con mioclonias e hiperreflexia, temblor fino de las extremidades, a veces rigidez en casos graves), y estimulación neurovegetativa (hipotensión o hipertensión arterial, taquicardia, escalofríos) , además de trastornos psiquiátricos (agitación, confusión) y digestivos (diarrea).
En los pacientes que ya reciben un medicamento serotoninérgico de forma regular, hay que evitar añadirlos en la medida de lo posible. Por lo general, se recomienda:
• Evitar los fármacos serotoninérgicos no psiquiátricos (p. ej., tramadol).
• Prescribir sólo un antidepresivo.
• Prevenir los riesgos asociados a la automedicación (p. ej., triptófano y hierba de San Juan).
• No añadir nunca un IMAO.
En este boletín se revisa el riesgo de toxicidad serotoninérgica asociado al uso concomitante de dos grupos de fármacos de uso muy común: opiáceos y antidepresivos.