La gabapentina es un fármaco antiepiléptico que también está indicado para el tratamiento del dolor neuropático. Un reciente informe de la Disease Control and Prevention (CDC) de EEUU mostraba un uso creciente de gabapentina en indicaciones distintas a las autorizadas. Al mismo tiempo se observó que hasta un 10% de las muertes por sobredosis asociaban el uso del fármaco y de éstas, en un 90% de los casos se identificó el uso concomitante de opiáceos. Un articulo reciente de la revista JAMA reflexiona sobre la cuestión
En 2019 la FDA emitió una alerta sobre el riesgo de depresión respiratoria sobre todo en pacientes tratados con otros depresores del SNC (opiáceos, ansiolíticos, antidepresivos) o en pacientes de edad avanzada. Se habían recibido 49 notificaciones de las que hubo 12 muertes. El análisis de la FDA confirmó dicho riesgo
La gabapentina puede producir efectos de euforia e “intoxicación”, y puede acentuar el efecto de los opiáceos. Los resultados de un reciente estudio en usuarios de gabapentina mostraron que los pacientes comenzaban a hacer un mal uso del fármaco después de una prescripción médica inicial en indicaciones distintas a las autorizadas. Los participantes manifestaban utilizar la gabapentina combinada con buprenorfina, otros opiáceos, cocaína y cafeína, para potenciar los efectos de relajación muscular, inducción del sueño o disminución del dolor. El estudio también ponía de manifiesto que entre los motivos del aumento de su popularidad como fármaco de abuso destacaba la facilidad de acceso y su bajo coste. Además, el análisis de los datos de eficacia en estas indicaciones no autorizadas mostró una evidencia limitada.
En EEUU la prescripción de gabapentina se ha duplicado entre 2004 y 2019. Los expertos atribuyen estos datos a un efecto compensatorio derivado de las acciones para intentar frenar la epidemia de uso creciente de opiáceos en este país.
En España, los datos del Observatorio de uso de medicamentós de la AEMPS muestran que el consumo de antiepilépticos entre 2008 y 2016 aumentó en un 41%. Los tres fármacos más utilizados fueron pregabalina, levetiracetam y gabapentina.
La creciente preocupación sobre el incremento de uso de gabapentina fuera de indicación ha llevado a 11 estados de EEUU a añadirla a programas de monitorización ya 7 de ellos a declararla fármaco controlado. Varios grupos estadounidenses han pedido a la US Drug Enforcement Administration la clasificación de gabapentina en el grupo V, indicando su potencial uso como sustancia adictiva y de abuso.
Sin embargo, es importante no demonizar la gabapentina ya que en el tratamiento de las enfermedades por las que está indicada ha demostrado un balance beneficio-riesgo favorable. Es recomendable que los facultativos que consideren iniciar tratamiento con gabapentina establezcan un plan concreto de actuación; determinar el tiempo de tratamiento, establecer la forma de medir su eficacia, controlar los motivos de discontinuación del tratamiento, etc. Otras precauciones recomendadas serían favorecer prescripciones más cortas, realizar análisis de orina para detectar el uso simultáneo de drogas o tratar de forma adecuada aquellas patologías que a menudo se relacionan con conductas de abuso a determinadas sustancias.