Las reacciones adversas a medicamentos (RAM) son todos aquellos efectos no esperados que aparecen en un paciente secundariamente a la toma de algún fármaco o producto sanitario. Pueden ser importantes y graves, siendo una causa relevante de morbimortalidad; en Australia son responsables del 18% de hospitalizaciones. Muchas de estas RAM están relacionadas con una pobre caracterización de los perfiles de toxicidad de los medicamentos debido a la infranotificación y baja calidad de las mismas.
Algunas de las barreras identificadas para explicar la infranotificación de los profesionales sanitarios incluirían la falta de tiempo, otras prioridades clínicas, incertidumbre sobre la relación de causalidad, dificultades para acceder y responder a los formularios de notificación, creencia de que todas las reacciones adversas están correctamente caracterizadas, ausencia de una plataforma electrónica de notificación y déficit de conocimientos, entre otros.
En un número reciente de la revista European Journal of Clinical Pharmacology se publica un estudio que tiene como objetivo identificar por qué los profesionales sanitarios no notifican correctamente las RAM. Los investigadores diseñaron una encuesta abierta para profesionales sanitarios (médicos, farmacéuticos y enfermeros) de un hospital terciario de Sydney. Se trata de un estudio mixto con una encuesta formada por componentes cuantitativos y cualitativos que se presentó a todos los trabajadores sanitarios del centro. Un total de 76 enfermeros/as, 41 médicos/as y 16 farmacéuticos/as respondieron a la encuesta.
La encuesta incluyó preguntas de 14 dominios validados por un grupo de expertos, sobre aspectos de rol social y profesional, creencias sobre las capacidades, creencias sobre consecuencias, contexto ambiental y recursos, entre otros. Se trataba de identificar factores clave que pueden influir en cambios posteriores de comportamiento.
Los resultados mostraron que un 66% de los profesionales sanitarios se encuentran en su práctica diaria con reacciones adversas a medicamentos. Un 94% manifestaron ser conscientes de la importancia de la notificación para la salud de los pacientes y la obligatoriedad (94%). Sin embargo, sólo un 25% manifestó hacerlo. Por otra parte, un 33% de los profesionales sanitarios no saben cómo notificar una reacción adversa y un 64% referían no haber recibido nunca ningún tipo de formación al respecto.
En cuanto a las diferencias entre profesionales sanitarios, el personal de enfermería y los farmacéuticos referían mejor conocimiento a la hora de notificar comparado con los médicos, así como más formación y sesiones docentes. Todo esto se refleja en que el 75% de los farmacéuticos referían haber notificado en alguna ocasión una reacción adversa comparado con un 46% de los médicos y un 32% del personal de enfermería.
Las conclusiones identificaron 3 factores claves que deberían tenerse en cuenta en cualquier intervención futura:
El conocimiento: no saber cómo notificar reacciones y no haber realizado formación específica al respecto se reconocieron como dos aspectos relacionados con una posterior infranotificación.
El contexto: no disponer de una herramienta electrónica, que el proceso esté poco automatizado, la ausencia de tiempo o la carga asistencial excesiva se identificaron como problemas que podrían tratarse de resolver para mejorar el contexto que rodea la notificación.
Las creencias sobre las consecuencias: aquellas reacciones consideradas graves o inesperadas son más notificadas mientras que el miedo a repercusiones legales se ha identificado como importante barrera.
En definitiva, aunque conocemos la importancia y la necesidad de notificar las RAM, una proporción muy relevante de profesionales sanitarios no notifica. Esto tiene una importante repercusión ética y clínica para la salud de los pacientes. La identificación y caracterización de las posibles causas permitirá definir futuras intervenciones que aumenten la notificación hospitalaria.
Adrià Domingo. R2 Farmacologia Clínica