El escrito de Luisa Pascual, paciente de ELA: “Acepto el lado luminoso y el lado oscuro de las cosas, de las personas y de la vida”

Luisa Pascual es una paciente de la Unidad Funcional de Motoneurona del Hospital de Bellvitge que ha recogido en un escrito sincero, generoso, de coraje y esperanzado cómo es su convivencia con la ELA.

Médico de familia de la Metropolitana Sur en Gavà y Viladecans, es paciente de ELA desde hace tres años y medio. En el texto relata su cotidianidad como una superación diaria de pequeños/grandes retos; reflexiona sobre su futuro dándole valor a la esperanza y plantea un listado de aspectos a mejorar, tanto desde el punto de vista asistencial como personal. Todo ello conforma un escrito que os recomendamos vivamente leer con calma, porqué vale mucho la pena.

¡Muchas gracias Luisa por compartirlo con todos nosotros!

En este enlace podéis leer el escrito íntegro de Luisa Pascual, del cual os destacamos unos breves fragmentos:

“Pero yo me adapto, y procuro hacer todo lo que sea posible para seguir aquí, en la vida. Me peleo como gato panza arriba para moverme en la cama, vestirme, ir al baño (va siendo un reto  con el listón más alto cada día), cambiarme de silla.

Para mí es importante hacerlo, porque me hace sentir bien, dueña de mí misma”. […]

“Siguiente reto: conseguir que mi familia y mis amigos no me protejan de la vida, de las noticias tristes, del sufrimiento que conlleva que alguien a quien quiero esté enfermo, de muertes de personas a mi alrededor, de noticias  desalentadoras sobre ELA. Yo les digo que si no comentan conmigo estas cosas, me aíslan de la vida, cosa que no deseo. Acepto el lado luminoso y el lado oscuro de las cosas, de las personas y de la vida”. […]

“Esperanza de recibir un abrazo, de poder escribir algo de mi puño y letra, de poder sentir calor en mi corazón, de sentirme querida, de poder demostrar que quiero a mi tribu, de sentir que profundizo más dentro de mí y que eso me ayuda.

Esperanza de aceptar sin conformarme lo que me está pasando. Esperanza de dejar un buen legado (pero para eso he de trabajar cada día).

Esperanza de colaborar al estudio por una parte y a la buena atención de pacientes como yo para que el futuro sea más amable para quienes padecemos esta enfermedad, para nuestras familias y para nuestros  terapeutas.

Esperanza de que pronto los investigadores encuentren un fármaco que estabilice la ELA y me permita ampliar mi horizonte”.

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