¿Cuál es el papel del género en la ELA?

La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es el trastorno de la motoneurona más frecuente en los adultos. Esta enfermedad mortal, debida a la degeneración de las neuronas motoras superiores e inferiores de los miotomos espinales y bulbares, conduce a la muerte por insuficiencia respiratoria tras una duración media de la enfermedad de 36 meses. La ELA es esporádica en más del 90% de los casos y familiar en el resto. La mayoría de los estudios muestran un predominio masculino con una proporción de género de 3:2, pero las diferencias de género están relacionadas con la edad. El fenotipo de la ELA también es diferente en hombres y mujeres, con un predominio de la aparición de las extremidades en los hombres y de la aparición bulbar en las mujeres. Mientras que la edad y el lugar de inicio influyen en la tasa de supervivencia, y ambos están relacionados con el género, no se ha demostrado claramente que el género por sí mismo tenga un efecto en la supervivencia.

¿Pueden tener algo que ver las hormonas sexuales?

El tamaño del cerebro es mayor en hombres que en mujeres, a su vez difieren en la morfología de las diferentes áreas, presentando las mujeres más sustancia gris. Estas diferencias entre sexos en la globalidad del cerebro también se observa a nivel de diferentes áreas y células, y por lo tanto en diferentes funciones.

Las hormonas sexuales, así como sus receptores a nivel cerebral, juegan un importante papel durante el desarrollo embrionario y a lo largo de la vida, rol que a su vez va a variar con la edad.

La ELA se caracteriza por una gran variabilidad en la edad de aparición y en la progresión de la enfermedad. Aunque la supervivencia global es similar en ambos sexos, la enfermedad aparece antes en los varones que en las mujeres y con una sintomatología diferente. En los varones, la ELA se inicia en las motoneuronas del tracto lumbar de la médula espinal, mientras que en las mujeres la ELA tiende a comenzar en las regiones bulbares. Esta observación aparentemente refuerza la hipótesis de que las hormonas esteroides sexuales circulantes en la edad adulta son más relevantes que su posible acción durante el desarrollo embrionario. Hasta ahora, la contribución del efecto perinatal de los esteroides sexuales en la masculinización del sistema nervioso sigue siendo controvertida.

Vivekananda y sus colegas señalaron la influencia de los factores prenatales en el desarrollo de la ELA con el análisis de la relación entre la longitud de los dedos índice y anular (relación 2D:4D), que se sabe que está modulada por niveles prenatales altos de testosterona en ambos sexos. En los pacientes con ELA, independientemente del sexo, la relación 2D:4D es más baja que en los controles, lo que sugiere que los niveles prenatales elevados de testosterona en circulación pueden ser un factor de riesgo independiente para la ELA.

El aumento del riesgo a desarrollar enfermedad en soldados de la guerra del golfo y deportistas profesionales, ambos utilizaban anabolizantes esteroideos refuerza el papel de las hormonas, así como el rol neuroprotector de los estrógenos y progestágenos. Es conocido el hecho que la mujer menoapúsica incrementa el riesgo a sufrir enfermedad.

Adjuntamos un artículo que repasa el rol de las hormonas sexuales y de sus receptores, no solo en las neuronas sino también en los astrictos y las células de la microglia (reguladoras estas últimas del proceso neuroinflamatori.

Aquí podéis ver el artículo The role of sex and sex hormones in Neurodegenerative diseases publicado en Endocrine reviews

 

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